martes, 28 de febrero de 2012

Me quedé sin ti.


Me quedé con los besos que nunca te di, con los recuerdos de aquellos momentáneos pero felices ratos.
Me quedé sin una lágrima, todas salieron a pedirte que regresaras.


Me quedé sin aliento al entonar las mil y una canciones, todas a tu nombre, con tu nombre; para ti.


Me quedé con las ganas de hacerte la mujer de mi vida, la que me acompañara hasta el final de mi historia,
la que amaneciera para mí. La mujer dispuesta a causar el fin de mi tinta.


Me quedé con los brazos extendidos,  esperándote durante años.


Me quedé pensándote, recordándote, escribiéndote y sintiéndote en los más íntimos y profundos recuerdos.

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